Ubicado a 183 km de la Ciudad de Puebla, en la Sierra Norte del estado, denominado, y no en vano, como Pueblo Mágico, se encuentra el municipio de Cuetzalan del Progreso; situado entre barrancas, abundante en asombrosos paisajes naturales y con un clima cálido-húmedo que te envuelve en neblina casi todas las noches del año, lo que convierte a este lugar en obligado para todo viajero.

La plaza central de Cuetzalan
La plaza central de Cuetzalan

Cómo llegar a Cuetzalan del Progreso

Partiendo de la Ciudad de Puebla, se puede tomar la autopista Puebla-Orizaba hasta la desviación a Perote, pasar la caseta de Amozoc, y Cuapiaxtla, hasta la desviación a “Teziutlán cuota”, pasar la caseta de Payuca, y posteriormente salir en la desviación a Zaragoza, donde se paga la última caseta; de ahí, debes tomar la carretera que te lleva a Zacapoaxtla, hasta llegar a Cuetzalan, en lo que resulta un viaje de dos horas y media aproximadamente.

Pero siempre, queda la opción más cómoda, que en este caso resultó para nosotros; tomar un autobús desde la central camionera de la Ciudad de Puebla. El costo del boleto es de aproximadamente $190 pesos, y la única línea de autobuses que realiza el recorrido es VIA; los horarios de salida que ofrece son desde las 6:45am hasta las 13:55pm de Lunes a Jueves, y de las 6:45am a las 19:55pm Viernes, Sábado y Domingo; recomendando llegar 40 minutos antes de la hora en que se quiera salir, por lo menos en cuanto a fin de semana se refiere. El recorrido dura aproximadamente 3 horas y media, y si bien no se trata de autobuses de lujo, el viaje es agradable.

Cuetzalan
Cascadas El Salto en Cuetzalan

La vista durante casi todo el trayecto es atractiva, y una vez que desciendes del autobús la magia de la sierra te atrapa; la central de camiones se encuentra a escasos cinco minutos caminando del centro de Cuetzalan, y sin necesidad de buscar mucho, las calles aledañas te ofrecen una gran variedad de hoteles a precios bastante módicos. Para ser sincera no recuerdo el nombre del hotel, pero recuerdo que pagamos 400 pesos la noche por habitación doble, a tres cuadras del Zócalo, amplia, agua caliente las 24hrs y otras comodidades que ni siquiera utilizamos, como televisión por cable y alberca. Y por lo que observamos más adelante el precio de los hoteles no varía en mucho.

Nuestro recorrido por Cuetzalan

Nuestro recorrido por este Pueblo Mágico inició, como paso obligado por el Zócalo, bastante pequeño pero pintoresco, una rápida mirada a la Parroquia, el kiosco y un par de fotos; y nos detuvimos a pensar en cómo llegar a lo que queríamos visitar, las grutas y las cascadas. Sin embargo, las preocupaciones se acaban apenas te detectan como turista, pues una cantidad increíble de personas te ofrece recorridos guiados, aunque siempre está la posibilidad de recurrir a alguna de las agencias de viaje que se encuentran alrededor de la explanada, a un precio mayor por supuesto.

Sin embargo, decidimos irnos con uno de los lugareños, entre lo que ofrecía estaba la zona arqueológica de Yohualichan, hacer visitas a talleres de artesanías, pasando por la cascada de las Golondrinas o El Salto, entre otros; todas las opciones mostradas con fotos en una carpeta particularmente bien organizada lo que te permite tomar una decisión más acertada. La opción que elegimos, por 250 cada uno, incluía la visita a una gruta, un taller de artesanías y dos cascadas. Con un clima poco común en Cuetzalan, donde la mayor parte del año llueve, comenzamos la caminata bajo un calor húmedo; aproximadamente 20 minutos después, y tras recorrer un terreno un tanto escabroso, llegamos a la gruta, que si bien bastante pequeña, apenas descubierta, sin nombre aún, y prácticamente desconocida en comparación a las de Chivostoc y de Atepolihui, la visita vale la pena apenas comenzar el descenso hacía ella.

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Después de estar en el lugar un lapso no mayor a 15 minutos continuamos nuestra caminata, que nos permitía observar el ir y venir cotidiano de la población; un pueblo tranquilo, típico de la sierra, con una belleza incomparable en cuanto a sus costumbres y con la amabilidad de la gente característica de estas regiones. Antes de continuar hacia las cascadas nos detuvimos en un taller de artesanías, donde elaboran diversos adornos hechos de cera, y que según nos contó el propietario se utilizan para adornar las iglesias en los días festivos; un trabajo impresionante y detallado, que han venido practicando durante generaciones.

Adornos hechos de cera se utilizan para adornar las iglesias en los días festivos
Adornos hechos de cera se utilizan para adornar las iglesias en los días festivos

Luego de un rato y con la explicación del proceso, seguimos rumbo a las cascadas; para llegar a ellas el terreno es por demás resbaladizo, debido a las lluvias constantes, por lo que el buen calzado es recomendable si se quiere disfrutar sin contratiempos. Las cascadas a las que llegamos fueron El Salto y Las Brisas, ambas sobre el mismo río y por tanto similares; la poza de agua que se forma en la primera te permite sumergirte, y si bien, nosotros no íbamos preparados para ello, sin duda en el siguiente viaje lo haremos, puesto que la temperatura del agua es ideal, algo que no deberías perderte.


Seguimos subiendo por el sendero a la parte alta de la cascada, donde nos percatamos que se ofrecían servicios de rapel, que según nos comentó el guía tenían un costo de 300 pesos, dinero que lamentamos no llevar en ese momento. Tras permanecer un rato en la segunda caída y de regresarnos al Zócalo, Luis, nuestro guía se despidió de nosotros, para continuar con su trabajo; no sin antes mencionarnos algunos de los lugares obligados para visitar, como la Cascada Corazón del Bosque, la Parroquia de San Francisco y la Iglesia de los Jarritos.

Rappel en Cascadas Cuetzalan
Rappel en Cascadas Cuetzalan

Como nuestra intención era llegar a la Cascada Corazón del Bosque, Luis nos acompañó a la parada y nos indicó la combi que debíamos tomar; al subir le pedimos al chofer que nos dejara lo más cerca posible, y después de unos 15 o 20 minutos de camino bajamos y nos indicó la ruta; caminamos aproximadamente 10 minutos y en la zona se comienzan a ver agencias ofrecen llevarte a la cascada, así como descensos a la caverna Atepolihui y Chivostoc, que son, como mencioné antes, las más conocidas.

Sin embargo, y ante nuestro gusto por no experimentar sólo lo turístico, seguimos caminando hasta llegar a un lugar que con una pared blanca pintada con letras rojas que ofrecía recorridos a una gruta. El negocio es prácticamente familiar, el costo incluye casco, lámpara y un guía experimentado de no más de 12 años que al final del recorrido te pide una “cuota voluntaria” de 50 pesos, que después descubrimos estaba especificada en el cartel de precios (en letras chiquitas realmente); pero a pesar de este costo extra, la experiencia es sin duda alguna increíble, el descenso te permite apreciar las estalactitas, estalagmitas, figuras en las rocas y algunos minerales.

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Después de pagar más de lo que teníamos contemplado pero no decepcionados, decidimos que era momento de llegar a nuestro destino inicial, la Cascada Corazón del Bosque; que según nos indicaron los “administradores” de la gruta, debíamos tomar un camino que habíamos pasado unos metros antes. El camino es completamente de terracería, y sin embargo, se empiezan a apreciar señalizaciones que permiten llegar sin contratiempos al lugar deseado, en lo que debo de aceptar fue un recorrido bastante largo y con una gran cantidad de ascensos pero que sin lugar a dudas tiene su recompensa.

Cuetzalan
Cascada Corazón del Bosque Cuetzalan

Después de la larga caminata que implicó la ida y el regreso, los 20 minutos en combi para volver al centro, y un paso obligado por la regadera para quitarnos el lodo, decidimos cenar en Zócalo, en una fonda ubicada enfrente de la Parroquia, que por 40 pesos incluía un plato de enchiladas con arroz y agua.

Siendo este un pueblo bastante pequeño, el centro te permite recorrer sus calles sin perder mucho tiempo, pero no por ellos se es incapaz de apreciar la belleza de estas: angostas, empedradas y cubiertas de neblina para las 10 de la noche. Decidimos sentarnos en un café-bar del Zócalo, en el que tuvimos la suerte de ocupar una de las mesas de afuera, observando así el ajetreo de quienes comenzaban ya a poner sus puestos para el mercado del día siguiente. Al permanecer afuera, los niños y sus madres se acercan a ofrecerte pulseras hechas con granos de café, collares, servilleteros, llaveros e infinidad de artesanías, que desearías comprar todo; a la vez que te permite conocer el rostro más bello de la comunidad, su gente.

Calles de Cuetzalan por la noche
Calles de Cuetzalan por la noche

Nuestro siguiente día comenzó muy temprano, desayunamos en uno de los muchos puestos del mercado dominical que ofrecen tlayoyos, cecina, desayunos completos, café, etc. Después, gracias a una serie de indicaciones, llegamos al punto donde salían las combis hacia la zona arqueológica de Yohualichan, centro ceremonial totonaca, que por ende recuerda mucho a Tajín, en Veracruz, y que sin duda no puede faltar en el itinerario de cualquiera que se disponga recorrer Cuetzalan.

La zona arqueológica de Yohualichan
La zona arqueológica de Yohualichan

Este fue casi nuestro último destino, la hora del check out se acercaba, y de regreso al centro sólo nos dimos el tiempo suficiente para visitar la Iglesia de los Jarritos, recorrer el mercado y comprar algunas cosas, en mi caso café, que sin duda el café de esta región es por mucho mi favorito. Y después de tanto, Cuetzalan no podía dejar de sorprendernos, llegamos a tiempo para la Danza de los Voladores, que a pesar de haberla visto tanto y en distintas regiones jamás va a dejar de sorprenderme.

Iglesía de los Jarritos, Cuetzalan
Iglesía de los Jarritos, Cuetzalan
Cuetzalan

Nuestro viaje, como la mayoría, fue improvisado, lo cierto es que la magia de este pueblo se puede apreciar desde cualquier ángulo; si bien hay quienes optan por la seguridad de las agencias de viaje, mientras que hay algunos, que como nosotros, prefieren conocer el lugar de otra manera, lo cierto es que vale la pena perderse en este pueblo de la Sierra Norte de Puebla.

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